28 de marzo de 2011

Hank Moody se despide a ritmo de Rolling

Suenan los Rolling y un deportivo negro se pierde en el horizonte. Hank Moody se toma un respiro.

Tras el pequeño descalabro en la tercera temporada, Californication arrancaba la cuarta con incertidumbre. No se apostaba mucho porque volviera a relucir la parte más brillante de la serie más gamberra de la parrilla de Showtime. Pero el escritor y su tropa se volvieron a reinventar, una vez más, haciendo de estos tres meses una de las temporadas más intensas de todo el recorrido de Californication.



La tercera temporada acababa un cliffhanger que esta nueva season no tardó mucho en atravesar. Se veía que Californication tenía ganas de un nuevo aire. De un Hank algo menos infranqueable, al que las cosas se le escapan de las manos más que nunca. Desapareció Sue Collini, el auténtico torbellino que había revolucionado la tercera temporada de la serie a base de ninfomanía y extravagancia. Tampoco se supo más de Rick Springfield, que había heredado el relevo del gran Lew Ashby para dejárselo ahora a un irregular pero genial Eddie Nero. Por el contrario, llegaban la abogada Abby Rhodes, dispuesta a salvar los problemas de Hank con la justicia, y que acabará robando un pequeño trozo del bueno de Hank; Stu Baggs y Shasha Bingham, dispuestos a convertir la vida del escritor en película. O Ben y Pearl, padre e hija, que se colarán lentamente en la vida de Karen y Becca.



Becca sigue encorsetada en la irreverencia propia de la adolescente rebelde cuyo amor-odio por su padre es lo único en la vida. Karen, por el contrario, volvía de su ostracismo particular. En esta temporada se vuelve a reafirmar como un personaje que pesa en la 'trama' de la serie. Pero, sobre todo, volvían los mejores momentos de la actual pareja televisiva por excelencia: Hank Moody y Charles Runkle (trono únicamente discutido por Troy y Abed), un binomio que deja en esta cuarta temporada momentos para el recuerdo. Un Runkle al que la ruptura con Marcy lo convierte en un ser desbocado.

Timlin, Gugino, Stu Baggs, Stephen Tobolowsky, Michael Ealy (Derrick Bond en The Good Wife)... Parece que, por algún extraño motivo, todo ha encajado a la perfección para volver a engrasar esa máquina imperfecta, incongruente, y a veces ilógica, que es Californication. Esa máquina a la que no le hace falta un rumbo fijo para hacer disfrutar. Californication, esa serie que se despide en plena forma, con una fantástica 'última cena' y con un 'You can't always get what you want' que te clava en el asiento.